Por fin llego el día en que podíamos jugar en casa. Habíamos conseguido que se celebrara un campeonato regional en Picón, zona sobradamente conocida por nosotros, aunque muchas veces ese exceso de confianza y ventaja se vuelve en tu contra haciendo que no afines los 5 sentidos que necesitas para poder competir con garantías.
La jornada del sábado amaneció soleada y quizás con un poco de fresco, lo suficiente para estar alerta y que se nos quite la modorra de la almohada, ya que por sorteo me toco salir el segundo entre los 200 participantes. Todavía andaba la gente llegando con los coches y bostezando cuando tuve que salir solo ante el peligro, con el terreno aún virgen, sin participantes, con la única ayuda de la brújula y del mapa.
En un principio iba bien la cosa, a primera vista enseguida ubiqué el mapa en la zona que es lo que más suele tardar en asimilar. Paso la primera baliza rápido, y enseguida me encaro a por la segunda, no la consigo localizar rápidamente, empiezan los nervios, algo pasa, algún cálculo está erróneo, distancia, orientación. Pasan los minutos y la dichosa baliza no quiere aparecer, retrocedo sobre mis pasos e intento ubicarme de nuevo y después de 12 minutos de desesperación la localizo casi por casualidad. Juraría que alguien la cambió de sitio.
El resto de balizas van pasando rápidamente, hasta llegar a la sexta donde me encierro entre la vegetación cerrada sin posibilidad de salir. Finalmente me echo la manta a la cabeza y arraso con todo lo que pillo por medio no sin pagar cara mi osadía, arañazos por la cara, piernas y brazos. Pasada esta baliza sigo picando los siguientes puntos con mucha alegría y coincido con otros 2 participantes que al parecer teníamos el mismo mapa por lo que se me hace más fácil el recorrido, ya se sabe 6 ojos ven más que 2. Hasta que finalmente nos separamos en los últimos puntos y termino el recorrido con un tiempo de 54 minutos.
Mis compañeros Gustavo y Francisco y a la vez mis más directos rivales también hacen muy buenos tiempos y coincidimos los tres en el nivel de dificultad que tenía la prueba.
Comienza la segunda jornada, está dificil, ya que nos la jugamos todo a una carta y la diferencia de tiempos es poca. Esta vez me toca salir el último, y hay mucho tiempo de espera, llegamos a la zona de competición con los chavales antes de las 10 de la mañana y hasta las 11,47 no salgo, prácticamente 2 horas de espera. Menos mal que el tiempo se me pasa rápido mientras organizamos a los 35 niños y niñas intentando que no se nos descarríe ninguno. Finalmente me entretengo observando cómo los 200 chavales más los 200 participantes adultos corren por los bellos parajes de Picón como pollos sin cabeza y sin rumbo fijo, sino supiese de que va el tema pensaría que estaban huyendo de algo sin saber dónde esconderse.
Llega la hora y trato de tomármelo con calma ya que si una cosa he aprendido de este deporte es que las prisas no son buenas consejeras y aunque las piernas te pidan caña tienes que tener la cabeza fría y bien amueblada. Toda la carrera transcurre con bastante agilidad y sin mayores dificultades, esta vez el recorrido es más llano y con menos vegetación cerrada. Cuando inserto la pinza electrónica en la baliza 200 (la última baliza antes del control final) noto que estoy muy entero y los 100 metros últimos los termino esprintando a tope para arañar el máximo de segundos posibles. Al descargar la información en la consola de control temo que haya podido cometer algún error de tarjeta (no sería la primera vez), pero la lucecita de ok se ilumina y me entra un descanso total ya que si te da error en alguna baliza la prueba no cuenta y echas por tierra todo el campeonato. Pero al ver el resultado veo que tengo una diferencia de tiempo con Gustavo de tan solo 11 segundos, más igualdad imposible.
La suma de ambas pruebas es la que te da el triunfo final, por lo que no tenía duda alguna del resultado al quedar primero en las 2 jornadas.
Pero no terminaron ahí las alegrías, ya que mis acompañantes en el pódium fueron Gustavo y Francisco por lo que el club copó las tres primeras posiciones en nuestra categoría. Aunque podrían perfectamente haberse cambiado las posiciones ya que en este deporte cualquier mínimo error o despiste te puede dar al traste con la carrera, un simple giro de cabeza a destiempo, una mala colocación del mapa o simplemente confundir algún signo te hace que el resultado sea otro muy diferente, de ahí el encanto de este deporte, son demasiados factores los que influyen para el resultado final y nunca sabes como lo están haciendo tus rivales.
Otro hecho que también me alegro el día fue que el 90 por ciento de las nuevas incorporaciones, la savia nueva, asistió a la competición dejando al club bastante bien posicionado para las competiciones venideras.
Y hasta aquí llega mi pequeño y humilde relato de un fin de semana que no creo que olvide ya que cada vez los triunfos cuestan más conseguirlos, y hay que saborearlos sin prisas.
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