¡¡¡¡¡¡¡¡Muchas felicidades Christie por esta victoria y a Rodrigo por su tiempazo 3:04:20!!!!! Son nuestro componentes más internacionales del club, maravillosas personas con ese afán de superación, que les va a deparar muchos más éxitos

Hace 3 años ya desde que hicimos nuestra primera media maratón en Washington DC, tras la cual, decidimos que al año siguiente realizaríamos el maratón completo. 

Por entonces, nuestro objetivo era llegar a acabarla en menos de 4 horas y en ningún caso teníamos en mente llegar entre los primeros.  Siempre pensamos que acabar en los primeros puestos era algo solo alcanzable para los corredores élite que dedicaban su vida a correr. 

Así, en 2015 acabamos nuestra primera maratón en 3 horas, 58 minutos, al año siguiente bajamos media hora ese tiempo y en este año no nos esperábamos la sorpresa que resultaría de acabarla.

En junio de 2016, me uní a este gran club maratoniano Quinto Aliento, que tanto admiraba y quería por ser de mi tierra, con la esperanza de conocer y correr con más gente, así como de aprender y mejorar mis tiempos durante mis estancias en Ciudad Real. Y así fue, conocí grandes y buenas personas con las que establecí y crecí amistad, aun no pudiendo verles tan a menudo como yo hubiese querido por residir en el extranjero.

A partir del verano del año 2016 y principios del 2017, mi mujer, Christie y yo, empezamos a correr más kilómetros de calidad y mejorar rápidamente. Sobre todo, a principios de este año 2017, cuando introdujimos entrenamientos específicos, realizando de manera regular entrenamientos en pista y a ritmos de tempo, tomándonos este deporte algo más en serio.

Y fue justo a primeros de año cuando, para nuestra sorpresa, empezamos a conseguir pequeños logros ganando en pequeñas carreras locales, en mi caso, primeros puestos en categoría de edad y Christie obteniendo algún podio femenino. Con estas obteníamos como premio tarjetas regalo de poco valor para “Starbucks” o alguna tienda local.

En Enero tuve otra vez la oportunidad de volver a España y correr con mis compañeros de club en España, aproveché cada fin de semana que pude para escaparme a correr un tirada larga con los compañeros. Así el último fin de semana que me quedaba en España, aproveché para apuntarme a las quedadas que tuvieron el sábado y domingo, de 20 y 23 kilómetros respectivamente sobre trail, al cual no estaba acostumbrado y además con mis zapatillas asfalteras.

De esta manera, acabé con un dolor agudo en mi tobillo más pronador, que acabó desembocando en dolor en el talón conforme pasaron los días de cara al maratón.

Así llegó el día del maratón Rock ‘n’ Roll en Washington DC, al cual llegué con molestias en los gemelos por una carrera el fin de semana anterior y la molestia en el talón cuando empezaba a correr, pero aun así con muchas ganas de comernos la carrera y darlo todo.

La mañana empezó muy fría con temperaturas en torno a los -10ºC en la salida de la carrera, por lo que nuestro pesar, nos vimos obligados a vestir mallas, manga larga y guantes. Tuvimos la suerte de posicionarnos delante en el primer corral con los mejores y con muchos nervios encima, dieron el pistoletazo de salida.

Esta carrera habíamos acordado correrla por nuestra cuenta y hacer nuestras mejores marcas, puesto que tenemos estrategias de carrera distintas y yo buscaba intentar clasificar para el maratón de Boston, para el que se me requiere un tiempo inferior a 3 horas y 5 minutos.

Yo empecé mucho más rápido, habiéndome hecho un plan de ritmos, un poco suicida para lo que estaba acostumbrado, en el que empezaría más rápido y me mantendría disminuyendo progresivamente hasta el final de carrera. Christie, por el contrario, es mejor manteniendo un ritmo constante, por lo que se mantuvo detrás mía llevando un ritmo más controlado.

Ya en los primeros kilómetros, me llegaron las molestias en los gemelos y talón, acentuadas por el frío que hacía, pero fueron atenuándose con el pasar de los kilómetros conforme entraba más en calor.  Este maratón tiene fama de ser muy animado y con espectadores bastante implicados en hacértelo más ameno, al menos en la primera mitad. 

En el kilómetro 10, nos topamos con la primera de las grandes cuestas que tiene el maratón, muy empinada, pero de algo más de medio kilómetro y que se hace rápido por la gran cantidad de gente, voluntarios y hasta militares animando con banderas y carteles. Pasada la mitad del medio maratón, la cosa cambia, el recorrido sale del centro de la ciudad y la gente desaparece. Es entonces, en los últimos kilómetros que te encuentras corriendo solo, a las afueras de la ciudad, sin el resguardo de casas y gente, con un viento helado muy fuerte que hace cada zancada más difícil.

Es entonces, a partir del kilómetro 30-32, cuando me viene el muro encima, mis reservas de glucógeno van en reserva y el ritmo empieza a decaer.

Hasta entonces había mantenido un ritmo más o menos bueno, yo diría por encima de mis posibilidades, para poder lograr el tiempo que tenía en mente y con la esperanza de que los geles energéticos fueran a ser mi salvación. De esta manera, ya me había metido unos 6 geles al cuerpo y bastante líquido.Aún con estas, me vino un muro tan grande que ni el mismo Trump podría imaginar en el mejor de sus sueños.  Pero a partir del kilómetro 35 viene lo peor, ya que es cuando te encuentras el muro de verdad: Una empinada cuesta interminable de unos 2 kilómetros que llevó mis energías ya agotadas al límite. 

Entonces y por sorpresa, aparece Christie adelantándome, cansada, pero tirando con más energía. Me comenta que cree que iba de las primeras y no puede parar porque le puede pillar la chica que va detrás. Yo intento seguirla como puedo cuesta arriba, pero ella es mejor corriendo en las cuestas hacia arriba. 

Por suerte, todo lo que sube, baja y justo después nos encontramos cuesta abajo por un pequeño tramo que llega a 2 kilómetros de la meta. Es ahí cuando mis piernas, ya llevadas por inercia, empiezan a decirle a mi cerebro que debo parar, pero continúo como puedo, viendo a Christie justo delante.

Con un agotamiento máximo empiezo a notar que mi visión no está muy clara y realmente empezaba a ver todo algo borroso, mis ojos quieren cerrarse, pero ya diviso la meta al fondo. Por fin, llegamos a la recta final junto al estadio de fútbol de Washington DC, a los lados las vallas abarrotadas de gente gritando y esprintamos con nuestras últimas fuerzas para acabar lo mejor posible.

Christie, atónita se lleva la sorpresa de encontrarse con la banda de meta para la primera mujer clasificada, acaba con un tiempo de 3 horas, 4 minutos y 1 segundo. ¡Ganadora femenina! No nos lo podemos creer. Nada más llegar ella, le aparece la televisión local para entrevistarla, pero les hace esperar porque justo después, 25 segundos detrás venía yo con la cara descompuesta.

Pude apreciar, llegando a la meta, el minuto 4, por lo que supe victorioso que había conseguido mi objetivo cualificando para el maratón de Boston, tras acabar con un tiempo de 3 horas, 4 minutos y 26 segundos.

¡Lo logramos! Casi una hora menos que el primer maratón hace dos años, terminamos nuestro Quinto maratón y dedicado para el Quinto Aliento.