Os remito la carta que ha escrito nuestro compañero Miguel Ángel Martín, creo que merece la pena leerla:
No me considero un irresponsable
Estimados compañeros de fatigas:
Hace unos días leí la carta de “disculpas” que hicisteis llegar al circuito sobre lo ocurrido en la carrera de Manzanares.
Debo decir que estoy muy de acuerdo en el 90% de la misma, pero sin embargo, no puedo compartir una parte, que desde mi punto de vista, desacredita el acierto y la intención que parecía pretender.
Mi opinión en base a mi experiencia, y coincide con muchos otros corredores con los que he tenido la ocasión de intercambiar opiniones, es que hubo una falta de previsión atendiendo a las condiciones ambientales que iban a acompañar la prueba. Explico por qué:
Con antelación se sabía que iba a ser una jornada calurosa para la época en la que estábamos y que el calor y cierta humedad iban a hacer acto de presencia. Creo que no fue tal sorpresa para la mayoría, o al menos para los que nos hicimos eco de las predicciones meteorológicas.
Ante tal situación, y tanto en carreras celebradas posteriormente como en otros circuitos en los que he tenido ocasión de participar, se suelen situar dos puestos de avituallamiento, e incluso algún punto de refrigeración con agua. Sin ir más lejos, algunas semanas anteriores y con bastante menos calor tuve la ocasión de participar en Minaya en un 10.000 en el que ya contaron con dos puntos de agua.
No obstante, antes de salir, durante el calentamiento traté de conseguir una botella de agua a través de los organizadores que había en torno a la línea de salida, cuestión que no pudo ser e intenté paliar yendo a beber un trago de agua a los servicios, y que en mi caso no fue suficiente para sentirme “cómodo” hasta el punto de avituallamiento, donde la botella que se me facilitó, al venir sin tapón (cuestión que entiendo pero limita el aprovechamiento de la
misma) tampoco me resultó suficiente.
No abundaré en los casos de abandono y en las condiciones de muchos de los que llegamos, y no tanto por el esfuerzo como por la deshidratación. Ante la cual los que optamos por pedir
agua en vez de cerveza, empanada o helados, no pudimos por más que una vez consumida la botellita de la bolsa, comprar alguna botella en el entorno o beber en del grifo del servicio .
Esto que no considero nada ajeno o “deshonroso” para la mayoría, se me torna paradójico cuando es más fácil tomarte dos cervezas, dos empanadas o dos helados que pedir un “extra” de agua después de correr a 32º sobre asfalto (que irradia calor) y con una humedad relativa que desconozco. Con el añadido que este calor que ha llegado “de golpe” no nos ha permitido un grado de aclimatación como del que podemos presumir en verano.
Esto último me lleva a otra reflexión, ya que el índice térmico determina el riesgo de la práctica de ejercicio físico. A saber que a 32º y 80% de humedad relativa se desaconseja por
completo dado que no hay refrigeración por sudor, se deben tomar medidas complementarias inversamente proporcionales a la mejoría de las mismas. Creo que aunque no estuviera en las bases, una botellita extra hubiera sido un acierto.
Reconozco, que dadas las circunstancias, mi experiencia y preparación previas, solo me consideraría un irresponsable si hubiese rehusado la posibilidad de beber más agua durante la
carrera.
Por tanto, si bien son ciertas todas las lindezas que sobre la carrera de Manzanares son capaces de autodescribir los organizadores, ruego no desplacen a la “dosificación” del esfuerzo
de los corredores la responsabilidad sobre la seguridad de la prueba.